No, no me refiero a la nueva hornada de músicos que componen usando una mesa de mezclas (Real o virtual), me refiero a esa subespecie que no es más que un pincha discos y que te tortura desde su posición elevada en cualquier discoteca. Para que nos entendamos, David Guetta sí, DJ Kiko Rivera no.
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En primer lugar debería haber un examen oficial para poder usar una mesa para pinchar, igual que hay un examen para conducir o para llevar un barco, porque puede que manejar una mesa de manera incorrecta no pueda producir la muerte de nadie, pero muchas veces sigue siendo un crimen contra el buen gusto. Los DJ de discoteca suelen ser seres con poco sentido del ritmo que creen que la yuxtaposición de dos canciones las hace inmediatamente compatibles, aunque a veces es mejor cuando se limitan tan solo a encadenar tema tras tema, porque el poco criterio a la hora de pasar de un tema a otro se suele traducir en que en el momento más álgido de la canción de pronto empiezas a oír una cacofonía del siguiente tema que, por supuesto, no tiene nada que ver con el anterior.
Pero creo que incluso eso se podría perdonar si no fuera por las pintas que me llevan. ¿Qué necesidad hay de parecer un vagabundo daltónico con un gusto para los complementos como el de una urraca histérica? ¿En serio es imprescindible gafas de sol en un garito en el que las luces son tenues en el peor de los casos? ¿Y los gorros? ¿Qué me decís de los gorros? Gorros de punto, de lana, gorras de medio lado… uno de cada cinco DJ’s lleva la cabeza cubierta en interior. Llamadme anticuado, pero eso no es de caballeros (ni de damas).
Porque yo entiendo que uno tenga que dar una imagen, y que los gustos son como los culos, cada uno tiene el suyo, pero no hay necesidad de comportarse como una superestrella cuando pinchas una noche a la semana en el antro de tu cuñado. Ese es otro tema, ¿Por qué esta gente rara vez sonríe? Comprendo que están trabajando, que son muchas horas y que tienen que estar concentrados, pero tampoco es que estén cargando piedras en una mina, un poquito de alegría, por amor de Alá.
Porque además suelen ser más siesos que un funcionario de hacienda estreñido. Entendemos que te apetezca mezclar la música que te de la gana, que para eso te dedicas a esto. ¿Pero realmente es imprescindible poner esa cara de perro cuando pedimos algún tema? Juraría que te pagan para poner música y que los clientes se queden en el local.
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En fin, que seguro que hay personas maravillosas que se dedican a ser DJ con mucho talento para lo musical y que además le vendan las heridas a las moscas y donan dinero para salvar el león marino del Sahara, pero, por favor, unid vuestras voces a la mia, digamos NO al pinchamiento de discos indiscriminado. Si no sabes, no pinches. Pinchezquines no, gracias.
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