A lo mejor has estado ya. Pero si no es así, quiero que te imagines dentro de una sala de conciertos donde una orquesta formada por 100 músicos, interpretan obras de hace un par de siglos. Muchos de ellos tocan instrumentos construidos como se hacía hace cientos de años. Y además los hombres visten con fracs y pajaritas, prendas sin duda de otro tiempo.
Efectivamente. Estás en un concierto de música clásica. Y no se parece a los conciertos a los que vas normalmente donde todo el mundo salta con sus móviles en la mano y en el escenario a nadie se le ocurriría ponerse un frac.
Pero no te equivoques. Esos chicos de frac también adoran las nuevas tecnologías y usan Twitter o cualquier otra red social como lo haces tú. Y además muchos de ellos son artistas comprometidos que pretenden con su talento aportar a la sociedad el valor añadido de la música clásica. Una música que ha permitido en su evolución que exista la otra música. La que a ti te gusta de verdad.
Pero entonces, ¿por qué te sientes tan distante de esos profesionales? ¿por qué sabes tan poco de ellos? ¿por qué asocias la música clásica que ellos interpretan a algo pasado de moda, aburrido o que está reservado sólo para un puñado de entendidos?.
Para tu tranquilidad, no es culpa tuya. Ni tampoco de esos músicos que hacen todo lo posible por darte todo lo que llevan dentro.
La culpa la tiene aquellos que venden y promocionan ese producto. No lo ven como algo para ti. Y por eso no saben que la mejor manera para que te acabe gustando ese producto, es acercártelo sin que tú tengas que hacer nada. Dando la imagen de cercanía con la que la música clásica sí se ve en otros países europeos.
Y ayudarte a entenderla sin que renuncies a ser quien eres.
Los responsables de marketing de estos colectivos instalados en la tradición, no están sabiendo conectar contigo a través de las redes sociales. Que son tuyas y de tus amigos. Y lo que es peor, tampoco están usando el potencial de los contactos en las mismas de sus músicos para llegar a ti. Porque muchos de ellos son más activos en Twitter, Facebook, Google + o Pinterest que sus propias orquestas.
Un poco raro, ¿no crees?.
Y claro, tú eliges otra música y otros conciertos que te resulten más cercanos y te llevas a tus amigos. Incluso aunque tengas que pagar más dinero por ello.
Hoy en día hay muy pocas orquestas clásicas que se hayan dado cuenta de lo importante que es estar conectado con su público a través de las redes sociales y del valor que ese hecho les puede aportar. O de la importancia de llegar a un público nuevo como el tuyo.
Muchas son reticentes por miedo a lo desconocido o porque no ven una utilidad directa a hacerlo. Ellos querrían usar las redes para venderte entradas a través de ellas. No entienden nada. Tú las usas para comunicarte con tus amigos y compartir lo que os gusta. Y claro, tú vas, y no les haces ni caso.
El error que cometen estos colectivos es pensar que las redes sociales son un escaparate de venta directa. Una manera de hacer marketing tradicional a través de internet. Un buen plan de marketing en las redes sociales de estas orquestas permitiría conectar contigo de manera más cercana. Contigo y con tus amigos.
Pero para ello, tienen que aportarte valor y olvidarse de esas anticuadas normas de la propiedad intelectual que te impiden por ejemplo grabar un fragmento de un concierto o hacer fotos de esos músicos tan especiales. Algo que si haces en los otros conciertos. En los que realmente te gusta estar para decírselo a tus amigos a través de las redes sociales.
Imagínate que buena publicidad sería el selfie que compartes con tus amigos en tus redes con un Stradivarius de fondo y que después compartiría con los suyos el músico de frac que te dejó hacer esa foto. Y lo que impresionarías tú a tus amigos.
Por eso es importante que los colectivos de la música clásica se conciencien que los nuevos canales de comunicación han llegado para quedarse y que ignorarlos no va a hacerlos desaparecer.
Y que son ellos los que se tienen que adaptar a ti. Y no al revés.
Y ahora que no nos oye nadie, te voy a pedir un favor: si algún día vas a uno de esos conciertos, saca tu teléfono y haz una foto (sin flash para que no te vean). Y compártela con tus contactos en todas tus redes. Y etiqueta a los músicos que salen en ella para que ellos lo sepan.
Ya verás cómo alguno de los que se visten de Frac en el escenario, como mínimo te hace un retweet.
Porque al fin y al cabo debes saber, que esos chicos del Frac, también usan Twitter.
Y están deseando conocerte.
Foto: Wikipedia
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