Nos gusta descubrir música. Hay muchos motivos, pero el principal es que creemos que todo grupo grande del mañana está hoy ensayando en algún pequeño local. Nos gusta creerlo. Necesitamos creer que el talento se puede premiar más allá de la campaña de marketing de turno. Lo llevamos en la sangre. Lo hemos vivido como banda, como groupies, como público de un concierto… nervios, sudor, saltos, gritos, alegrías, lágrimas… Sí. Nos gusta descubrir música.
Hay muchas formas de descubrir canciones nuevas. Probablemente la que menos falla son los amigos. Eso pasa porque ellos te conocen, y, un día, estando en un bar, suena una canción, la escuchan, se acuerdan de ti y te mandan un whatsapp tras haber usado Shazam. “Hey, tienes que escuchar Somewhere to go, de Starlet, porque te va a flipar”.
Al final, quien te conoce, te hace de recomendador de música. Con eso en la cabeza creamos bandness. La idea era ambiciosa: darle a cada usuario música a medida.
Ya ha habido otros intentos de plataformas online que te recomiendan música. Básicamente hay tres formas de recomendarte música: recomendar a los grupos que le interese a la plataforma, dejando de lado los gustos del usuario; recomendar por estilo (taxonomía) y recomendar por etiquetas de usuarios (folksonomía).
El primer sistema lo descartamos porque no le veíamos la gracia. Pese a ello es el sistema que utiliza Spotify, como ellos mismos indican.
El segundo sistema, los estilos (taxonomía), puede que sea el método más extendido, pero nos resultaba muy generalista. Una vez le pregunté a mi madre qué música le gustaba. Me dijo que ella se consideraba rockera. Lo hizo pensando en lo que ella entiende por rock: Miguel Ríos. Efectivamente, Miguel Ríos ha hecho rock. Luego le pregunté a mi hermano pequeño, y también me dijo que le gustaba el rock. Concretamente el rock de Eskorbuto. Vale, también es rock… entonces probé a ponerle un disco de Eskorbuto a mi madre. Y no, no acerté con la recomendación…
También existen las recomendaciones basadas en la etiquetas puestas por los usuarios, son las relaciones folksonómicas. Aquello también suponía un problema. ¿Habéis pedido alguna vez a un grupo que defina su estilo de entre una lista de estilos? Nosotros sí, y es un caos. Siempre teníamos pocas opciones bajo el punto de vista de los grupos. Aquello dejaba algo claro: los músicos y los amantes de la música necesitaban otra forma de encontrar temazos… y creamos a Eddie.
Eddie es un robot, una fórmula matemática, un algoritmo, un sistema inteligente… podemos llamarlo como queramos. Al final se trata de un conjunto de programas, líneas de código, unos y ceros… que es capaz de analizar cualquier canción del mundo en unos 15 segundos y recomendarte canciones parecidas que estén en bandness. Frente a otros sistemas, Eddie sólo analiza la señal acústica de las canciones, es decir, compara de forma matemática distintos aspectos de una canción y te devuelve “canciones que no conoces, pero que te van a gustar”.
En un ejemplo… si entras en bandness y escribes que te gusta “Vertigo, de U2”, el sistema analizará esa canción y te sacará tres canciones que se le parezcan, aquí tienes la prueba.
Eddie puede analizar cualquier canción del mundo, sí, pero sólo te va a recomendar canciones que estén en nuestra plataforma. Así que teníamos un reto: contarles todo esto a las bandas para ver si creían en nosotros. Unos meses después contamos con algo más de 1.000 bandas y unas 5.000 canciones. Podríamos escuchar 10 días seguidos de música en bandness sin que se repitiera ni una sola canción.
Los grupos estaban encantados de tener un sistema que les diera visibilidad, pero no nos queríamos quedar en ese punto, queríamos más.
Entendemos que hoy por hoy hay suficientes herramientas tecnológicas como para que la tendencia de la música sea la autoproducción, creemos que el apoyo a los grupos que empiezan es algo básico para el sector a medio plazo, confiamos en internet como el medio por que el que se pueden conectar personas y canciones… sólo nos faltaba una cosa, buscar la forma de que los grupos rentabilizaran sus canciones. Teníamos distintas opciones, y buscamos la que más afín era a nuestra filosofía: que cada grupo decidiera a qué precio vender su música (o regalarla) y que los fans pudieran apoyarles con lo que considerasen justo. El sistema es similar a bandcamp, el 85% del precio pagado por canción va directamente al bolsillo del artista.
Además hemos montado un sistema de conciertos que permite a los grupos tocar sin alquilar la sala y cobrando la actuación, hemos ayudado a las marcas a generar batallas de bandas, mandado a grupos a tocar a otras ciudades y apoyado a estudios y promotoras para conectar con grupos de sus ciudades. En definitiva, nos gusta decir que bandness es un ecosistema musical y estamos abiertos a colaboraciones y nuevas ideas. ¿Te subes a nuestro barco?
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